En las leyes mexicanas, el Estudio de Impacto al Tránsito (EIT) y el Estudio de Impacto a la Movilidad (EIM) han evolucionado históricamente, reflejando una comprensión cada vez más amplia de las interacciones entre el desarrollo urbano y los desplazamientos de personas y bienes.
Tradicionalmente, el enfoque principal en la evaluación de los efectos de un nuevo desarrollo se centraba en su impacto directo sobre el tránsito vehicular. Los EIT se enfocaban en analizar cómo un proyecto afectaría las vialidades adyacentes en términos de:
Niveles de servicio vial: congestión, demoras, capacidad de las vías.
Flujos vehiculares: aumento o alteración de los patrones de circulación.
Necesidades de infraestructura vial: semáforos, carriles adicionales, glorietas.
Estacionamiento: suficiencia y ubicación de los espacios.
Seguridad vial: puntos de conflicto y riesgos potenciales.
Este enfoque, aunque importante, tendía a ser vehículo-céntrico, priorizando la eficiencia del automóvil particular y prestando menos atención a otros modos de transporte y a las necesidades de los usuarios vulnerables.
Con el tiempo, la perspectiva legal y de planeación urbana comenzó a adoptar una visión más integral del concepto de movilidad. Esto implicó reconocer que los desplazamientos no se limitan al automóvil, sino que involucran una variedad de modos, incluyendo:
Movilidad activa: caminar y andar en bicicleta.
Transporte público: autobuses, metro, etc.
Transporte de carga y mercancías.
Accesibilidad universal: necesidades de personas con discapacidad y movilidad reducida.
Esta evolución llevó a la introducción y mayor énfasis en los Estudios de Impacto a la Movilidad (EIM). Los EIM, si bien pueden incluir el análisis del tránsito vehicular, tienen un alcance mucho más amplio y buscan evaluar los impactos de un desarrollo sobre todo el sistema de movilidad, considerando:
Patrones de viaje: origen-destino, modos de transporte utilizados.
Infraestructura para la movilidad no motorizada: aceras, ciclovías, cruces seguros.
Accesibilidad al transporte público: ubicación de paradas y estaciones, integración modal.
Interconexión de modos de transporte: facilidades para transbordos.
Seguridad vial para todos los usuarios.
Gestión de la demanda de movilidad: medidas para fomentar modos sostenibles y reducir la dependencia del automóvil.
Relación histórica y convergencia
Históricamente, los EIT fueron el instrumento principal para evaluar los impactos de desarrollo en la red vial. Sin embargo, con la creciente conciencia sobre la necesidad de una planeación urbana más sostenible, inclusiva y centrada en las personas, los EIM han ido ganando relevancia y se han incorporado progresivamente a las leyes y regulaciones en diversos niveles de gobierno en México.
La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, publicada en 2022, representa un hito importante en esta evolución. Esta ley federal establece un marco para la planeación, regulación y gestión de la movilidad en todo el país, reconociendo la movilidad como un derecho humano. En su artículo 3, define al Estudio de Impacto de Movilidad como aquel realizado por las autoridades para evitar o reducir los efectos negativos sobre la calidad de vida en materia de movilidad y seguridad vial.
Esta ley impulsa una visión de la movilidad que va más allá del simple flujo vehicular, integrando consideraciones de accesibilidad, seguridad para todos los usuarios, sostenibilidad y eficiencia del sistema en su conjunto. Por lo tanto, se observa una convergencia donde los estudios ya no se limitan al "tránsito", sino que adoptan una perspectiva más amplia de la "movilidad".
En la práctica, esto significa que los EIM modernos pueden incluir elementos de los tradicionales EIT, pero los trascienden al analizar una gama más extensa de impactos y proponer medidas de mitigación que fomenten una movilidad más sostenible y equitativa. Los gobiernos estatales y municipales han ido adaptando sus normativas para incorporar esta visión más integral en los requisitos para la aprobación de proyectos de desarrollo urbano.
Imagina que eres un cirujano a punto de realizar una intervención compleja. Antes de siquiera pensar en el bisturí, necesitas un diagnóstico completo del paciente, ¿verdad?, Un Estudio de Impacto a la Movilidad es, en esencia, ese diagnóstico exhaustivo, pero enfocado en cómo un nuevo desarrollo urbano o una modificación a la infraestructura existente afectará el "sistema circulatorio" de una ciudad: sus calles, avenidas, sistemas de transporte público y el flujo de personas y vehículos.
En términos más técnicos, un Estudio de Impacto a la Movilidad es un análisis técnico y predictivo que evalúa las consecuencias que un nuevo proyecto (ya sea habitacional, comercial, industrial, de servicios o incluso una nueva vialidad) generará sobre la infraestructura y la operación del transporte en su área de influencia. Su objetivo principal no es detener el desarrollo, sino garantizar que este se integre de manera armónica y sostenible al entorno urbano existente, minimizando los impactos negativos y potenciando los positivos.
Un EIM robusto y bien ejecutado considera una multitud de factores, entre los que destacan:
Generación y atracción de viajes: estima cuántos viajes adicionales provocará el nuevo desarrollo. No es lo mismo el impacto de una pequeña tienda de barrio que el de un gran centro comercial o un complejo de oficinas. Se analizan tanto los viajes que "salen" del proyecto (generación) como los que "llegan" a él (atracción).
Distribución y asignación de viajes: una vez estimados los viajes, se analiza por dónde se moverán. ¿Qué rutas tomarán los vehículos? ¿Cómo afectará esto a las intersecciones clave? ¿Se saturarán ciertas vialidades?.
Impacto en la red vial: evalúa el efecto en la capacidad y niveles de servicio de las calles y avenidas circundantes.
Impacto en el transporte público: considera cómo el proyecto afectará las rutas de transporte público existentes. ¿Será necesario crear nuevas rutas, ajustar frecuencias o reubicar paradas? ¿Fomentará el proyecto el uso del transporte público?.
Movilidad no motorizada: analiza las condiciones para peatones y ciclistas. ¿Existen banquetas adecuadas y seguras? ¿Hay infraestructura ciclista? ¿El proyecto promueve la caminata y el uso de la bicicleta?
Estacionamiento: evalúa la demanda de estacionamiento que generará el proyecto y si la oferta propuesta es adecuada, considerando normativas y buscando evitar el derrame de vehículos a zonas aledañas.
Seguridad vial: identifica potenciales puntos de conflicto y propone medidas para mitigar riesgos de accidentes.
Quizás la parte más crucial de un EIM es la proposición de medidas de mitigación. Si el estudio identifica impactos negativos significativos, debe proponer soluciones concretas. Estas pueden variar enormemente, desde:
Mejoras geométricas en intersecciones: ampliación de carriles, carriles de vuelta exclusivos.
Semaforización: instalación de nuevos semáforos o reprogramación de los existentes.
Infraestructura para transporte público: nuevas paradas, carriles confinados.
Infraestructura peatonal y ciclista: construcción o mejora de banquetas, ciclovías, cruces seguros.
Un EIM no es un mero trámite burocrático; es una herramienta fundamental para la planificación urbana inteligente y la gestión eficiente del transporte. Permite anticipar problemas, tomar decisiones informadas y asegurar que el crecimiento de nuestras ciudades sea ordenado y beneficie a todos sus habitantes.
Situación específica de Nuevo León y Jalisco:
Nuevo León
En Nuevo León, la preocupación por la movilidad ha ido en aumento, especialmente en el Área Metropolitana de Monterrey, dada su dinámica de crecimiento.
Marco regulatorio:
La Ley de Movilidad Sostenible, de Accesibilidad y Seguridad Vial para el Estado de Nuevo León es el pilar fundamental. Esta ley, en sus reformas más recientes (como la publicada el 21 de abril de 2025), define explícitamente el "Estudio de Impacto de Movilidad" como aquel que realizan las autoridades estatales y municipales en el ámbito de sus funciones, con el fin de evitar o reducir los efectos negativos sobre la calidad de vida de la ciudadanía en materia de movilidad y seguridad vial.
Si bien la información pública no siempre detalla cada EIM, es un hecho que para grandes desarrollos comerciales, habitacionales mixtos e industriales en municipios como Monterrey, San Pedro Garza García, Santa Catarina, Apodaca, entre otros, se requieren estos estudios como parte de los procesos de autorización de los permisos de construcción y urbanización.
Jalisco
Jalisco, y en particular el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), ha tenido un desarrollo significativo en términos de planificación de la movilidad y la aplicación de estudios de impacto.
Marco regulatorio:
La Ley de Movilidad, Seguridad Vial y Transporte del Estado de Jalisco (publicada el 19 de octubre de 2022) es el marco principal. Esta ley busca regular la movilidad y el transporte minimizando efectos negativos y promoviendo el transporte público y no motorizado. Dicha ley define el "Estudio de Impacto a la Movilidad" como un "mecanismo de evaluación que realizan las autoridades de los tres órdenes de gobierno en el ámbito de sus funciones, con el fin de analizar las vías públicas, su funcionamiento y las dinámicas de movilidad que se dan en ellas, determinando el impacto potencial de algún proyecto, infraestructura, obra pública o privada de edificación o urbanización, y las necesidades de cualquier mejora a la seguridad vial y accesibilidad universal del sistema de movilidad."
Los municipios también han adoptado esta visión. Por ejemplo, el Reglamento de Movilidad, Tránsito y Seguridad Vial del Municipio de Zapopan incorpora estos conceptos bajo la figura de "Estudios en materia de movilidad". Estos estudios permiten evaluar el impacto potencial de proyectos, estrategias o acciones sobre las dinámicas de movilidad urbana. Además, ayudan a identificar mejoras necesarias que puedan prevenir o mitigar los efectos negativos de los desplazamientos, mejorando así la calidad de vida y fomentando el cuidado del medio ambiente.
En procesos de dictaminación relacionados con licencias de urbanización o edificación, estos estudios se dividen en dos categorías:
Estudios de Integración Vial
Estudios de Impacto al Tránsito
La elección entre uno u otro dependerá del tipo y alcance del proyecto a analizar. En otros casos, la autoridad municipal podrá definir los alcances con base en los objetivos específicos del estudio.
El Reglamento de Movilidad, Transporte y Seguridad Vial del Municipio de Guadalajara también establece definiciones claras sobre estos estudios:
Estudio de Impacto al Tránsito: análisis de ingeniería que determina el impacto potencial de un proyecto de desarrollo (obra de edificación o urbanización) sobre el tránsito, e identifica mejoras necesarias para mantener un nivel de servicio adecuado en los sistemas viales y de transporte cercanos.
Estudio de Movilidad: análisis técnico más amplio que integra elementos de los estudios de impacto al tránsito y de integración vial. Suele elaborarse para zonas o polígonos determinados y permite evaluar el contexto actual y los impactos de nuevos desarrollos urbanos.
Tanto Nuevo León como Jalisco cuentan con marcos legales que reconocen la importancia de los Estudios de Impacto a la Movilidad (o estudios de impacto vial/tránsito, según la terminología local). Estos estudios son herramientas técnicas indispensables para que las autoridades estatales y municipales puedan tomar decisiones informadas sobre nuevos desarrollos, buscando que estos contribuyan positivamente a la ciudad y no exacerben problemas de congestionamiento, inseguridad vial o inequidad en el acceso.
En resumen, la relación histórica entre el EIT y el EIM en las leyes mexicanas es una de evolución y ampliación de enfoque. El EIT, centrado en el impacto vehicular, ha sido complementado y, en muchos casos, subsumido por el EIM, que adopta una perspectiva integral de la movilidad, considerando todos los modos de transporte y sus efectos en la calidad de vida y el medio ambiente. La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial consolida esta tendencia hacia una evaluación más holística de los impactos del desarrollo en la movilidad.
La tendencia es hacia una mayor exigencia y rigurosidad en estos estudios, impulsada por la creciente complejidad de los entornos urbanos y la urgencia de transitar hacia modelos de movilidad más sostenibles, seguros e inclusivos, que mejoren la calidad de vida en nuestras ciudades.